Es esta otra comarca pequeña (tres municipios y 372 km2 con cerca de 19.000 habitantes) que corresponde a una importante jurisdicción histórica, de la que toma su nombre. Esta jurisdicción tenía su centro en Vimianzo –su castillo es testigo de su anterior poder señorial- y se extendía por el ancho valle del río Grande, ampliándose en su tramo medio hacia la ría de Camariñas. Esta ría abierta al océano entre el cabo Vilán y la península de Muxía, es uno de los lugares emblemáticos de la Galicia marítima y de los más representativos de la llamada Costa da Morte, donde el mar ruge permanentemente frente imponentes acantilados. Sus principales poblaciones son tres: Camariñas, de celebrados pero aún no bien potenciados encajes, Muxía, en su bella y aguerrida península donde está la Virgen de la Barca, otro de los lugares míticos de Galicia; y –además de esos dos activos puertos de pescadores- el Ponte do Porto, villa-puente situada en el vértice de la ría, donde desemboca el río Grande. Un triángulo de hermoso perímetro que atesora espacios naturales, playas, monumentos y paisajes merecedores de una mayor protección, y que culminan en el tramo de costa de Cabo Tosto, necesitado de su declaración como parque natural.
Desde el punto de vista funcional, la comarca tiene una débil cohesión porque no existe ningún centro urbano de orden superior a los demás, ya que Vimianzo ejerce tan solo una atracción parcial, y cada capital municipal organiza un área autónoma, dirigiéndose las relaciones económicas indirectas hacia centros extracomarcales (Cee, principalmente).
La vida en la comarca estuvo marcada por la emigración. Hoy ya estabilizada, se centra en la pesca, la madera y la ganadería, a los que el turismo cultural puede aportar nuevas oportunidades.












