La ría de Muros y Noia está compuesta por la amalgama bien ordenada de dos grandes unidades geográficas. Las tierras bajas que rodean las márgenes de la ría, incluido el hermoso y plácido estuario que forma el río Tambre en su desembocadura. Los frentes montañosos de las sierras de Outes y Barbanza forman un fondo rocoso de fuerte desnivel y pronunciadas pendientes rocosas. El entrante costero de la ría inaugura la sucesión de grandes cuencas fluviotectónicas sumergidas que son las Rías Baixas. Al pie de las altas tierras interiores, que se desploman hacia el litoral en grandes bloques de granito rosáceo, de formas caprichosas producidas por la erosión, se extiende una estrecha y sinuosa plataforma litoral, cortada por pequeños cursos fluviales transversales que descienden rápidamente desde las sierras, y festoneada por ensenadas abrigadas y playas oceánicas abiertas entre promontorios rocosos, hoy frecuentados lugares de verano familiar, mayoritariamente compostelano.
Históricamente, Noia fue un importante centro urbano y antiguo puerto de Compostela. Su influencia económica y comercial fue siempre más intensa hacia las parroquias del fondo de la ría y las litorales de la imagen meridional de la misma, área que coincide con la antigua jurisdicción de Noia y con el partido judicial. Hoy en día, Noia –un bello centro monumental- es el centro urbano que organiza este territorio, manteniendo su importancia como centro de mercado y sede de servicios administrativos. Otras poblaciones importantes en la costa (Portosín, Porto do Son) alternan la pesca con el turismo.
