En el sector oriental de las montañas lucenses, y al pie de la elevada sierra de Os Ancares, se abre un profundo surco de origen tectónico, por cuyo fondo discurre el curso alto del río Navia. A esta corriente fluvial afluyen innumerables ríos y arroyos desde las altas montañas circundantes. Un valle abierto hacia tierras asturianas y cerrado por un círculo montañoso casi continuo que, topográficamente, lo aísla del resto de Galicia.
La belleza y calidad del espacio natural y la peculiar arquitectura popular, como las cónicas “pallozas”, han hecho de estas montañas un centro de atracción en donde la tradición rivaliza en interés con la belleza del paisaje, rutas de senderismo, caminos de escalada, bosques, desfiladeros y picos elevados componen un marco de gran valor ecológico. Hasta hace relativamente poco, muchas aldeas permanecieron totalmente aisladas y hoy, aunque esto ya no ocurre, la herencia de una cultura local bien conservada acrecienta el acerbo etnográfico. Por aquí entraba el Camino Francés de las peregrinaciones y en O Cebreiro se mantiene revitalizado el singular poblado originario, uno de los enclaves más significativos de Galicia. La comarca es extensa (1.048 km2) pero está poco poblada (algo más de 11.000 habitantes en seis municipios) siendo Becerreá la principal villa existente. Una elemental red urbana se completa con núcleos de carretera –As Nogais, Pedrafita y Baralla- y con la recogida Pobra de Navia, al amparo de su bello puente.
